Vía de Salud

¿Te cuesta conciliar el sueño por las noches? ¿Te sientes cansado y estresado al despertar? ¿Quieres aprender a relajarte y dormir profundamente? Si la respuesta es sí, este artículo es para ti. Te voy a enseñar algunas técnicas de relajación para dormir mejor, recuperar energías y descansar. Estas técnicas son fáciles de aplicar y solo requieren unos minutos al día. Veamos cuáles son y cómo hacerlas. Respiración profunda: Esta técnica consiste en respirar lentamente por la nariz, llenando el abdomen y el pecho, y luego exhalar por la boca, vaciando el aire completamente. Se recomienda hacerlo durante 5 minutos antes de acostarse, en una posición cómoda y con los ojos cerrados. La respiración profunda ayuda a relajar el cuerpo y la mente, reducir el ritmo cardíaco y la presión arterial, y liberar tensiones. Meditación: La meditación es una práctica milenaria que consiste en enfocar la atención en el presente, sin juzgar ni reaccionar a los pensamientos o emociones que surjan. Se puede

A sus 64 años, el actor japonés Miki Ryôsuke padecía unos dolores insoportables en la espalda y acudió a su médico con la esperanza de que le diera una solución. Se llevó a casa la receta de unos ejercicios con los que fortalecería las lumbares a través de respiraciones prolongadas. Con unos pocos minutos al día de práctica, el japonés consiguió mejorar la salud de su espalda y deshacerse de unos cuantos kilos de más. Tal y como asegura, en seis semanas perdió 13 kilos (28 libras) y 12 centímetros (4 pulgadas) de cintura, es decir, toda la grasa acumulada de su abdomen. Tras el cambio que el actor sintió en su propio cuerpo, Ryôsuke decidió compartir su método. En él aparecen dos tipos de respiración distintas, pero las dos son igual de efectivas. Respiración prolongada básica 1. Preparación Colócate de pie, con un pie adelantado y aprieta los glúteos de forma que el cuerpo quede ligeramente inclinado hacia atrás, pero sin quebrar la espalda. La mayor parte del peso corporal reposa en

La deshidratación es una condición que ocurre cuando el cuerpo pierde más líquido del que ingiere, lo que afecta el equilibrio de los electrolitos y el funcionamiento de los órganos. La deshidratación puede ser leve, moderada o severa, dependiendo de la cantidad de líquido perdido y de la rapidez con que se reemplaza. Los efectos de la deshidratación sobre el cuerpo pueden ser variados y graves. Algunos de ellos son: Sed, boca seca y labios agrietados. Disminución de la producción de orina y cambio de color a más oscuro. Fatiga, debilidad y mareos. Dolor de cabeza, confusión y dificultad para concentrarse. Calambres musculares, náuseas y vómitos. Taquicardia, hipotensión y shock. Para prevenir la deshidratación, es importante beber suficiente líquido a lo largo del día, especialmente en situaciones que aumentan la pérdida de líquido, como el calor, el ejercicio, la fiebre o la diarrea. La cantidad de líquido que se necesita varía según la edad, el peso, la actividad física y el clima,